Heródoto
La Mentira y la falta de Libertad nos rodean. Nuestro mundo está lleno de informaciones tóxicas y malintencionadas que sólo pretenden dirigirnos en la dirección de sus intereses.
Ante ello, ¿qué puede hacer el ciudadano común y corriente, que no debe su trabajo ni su pequeña hacienda a ningún político, y que cree que es sano y necesario cambiar con frecuencia el sentido de su voto e incluso, a veces, abstenerse, votar en blanco o nulo? Quizá podemos hacer poco pero, al menos, algunos sentimos la necesidad de alumbrar un poco más la Realidad y buscar la Verdad con libertad y con honradez.
En los últimos años, y especialmente en estos últimos meses, se ha hecho patente que la mayoría de los viejos medios de comunicación ya no sirven en absoluto ni a la Verdad ni a la Libertad. Estamos rodeados de gente que adula al poder y que se hace cómplice de sus mentiras para poder vivir a costa de los que nos mal gobiernan.
Estamos rodeados de mentirosos a los que no les sonroja decir una cosa distinta cada uno de los siete días de la semana. Aún con eso, lo peor es que hay mucha gente corriente a la que le dan igual esas mentiras, porque los que mienten son “de los suyos”. ¿De los suyos? ¿De verdad alguno de esos deshonestos que mienten, prevarican o se valen de su poder para cometer tropelías son… de los míos o de los tuyos?
¿Pero es que estamos en una secta? Decimos que somos de izquierdas o de derechas como si hubiéramos entrado en el Ku Kux Clan, la secta Moon o la Cienciología. ¿Ya dejamos de pensar por nosotros mismos y ya dejamos de buscar la Verdad y la Libertad porque tenemos a nuestros falsos mesías para que nos vayan diciendo en qué tenemos que ir creyendo cada día?
Sinceramente, yo creo que No, que interesarse y preocuparse por mejorar la res publica no es misión para sectarios, malintencionados o idiotas. ¿Y por qué Tras la Verdad? Es evidente. En la búsqueda de la verdad de los hechos, es necesario mirar a un lado y a otro, escuchar lo que se dice en todos lados y, con frecuencia, hacer análisis honestos que molestan a diestra y siniestra. Yo no busco mi verdad, sino la Verdad, aunque suene fatal en estos tiempos de relativismo en los que, como decía Benedetti, parecer valer igual la opinión “ de un burro que la de un gran profesor”. Aunque la Verdad sea una utopía inalcanzable, nos hace caminar con honestidad hacia un mundo mejor, más bondadoso, más solidario, más humano… Aunque sólo sea por eso, merece la pena vivir y reflexionar en busca de la Verdad
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